domingo, 19 de junio de 2011

Me suena.










Preso de tus propios pensamientos,
Condenado por tus propios actos.


Efímero el deseo,
radiante el esplendor.


Sueños prohibidos y etéreos,
no me importan.

Sueños y blasfemias,
sí,
se acumulan.

Sesgos


que nunca logran repararse.

Cuando el presente tiene forma
y lo demás no tiene vida.


Cuando los cristales dejan ver, pero muestran humo.


Cuando el río suena y lleva agua.





Cuando tú, y nada más que tú, me ha hecho recobrar la fe en mi mismo.
Cuando polvo eres, y en polvo te convertirás.



...

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