miércoles, 13 de julio de 2011

Pequeñas princesas



Te levantas pronto porque quieres darte tiempo para ti misma,
vas al baño y te empapas con el agua de la ducha
dejando que el olor del gel de vainilla impregne tu piel.

Secas tu pelo y le das una bonita forma,
simple y natural,
sin pretensiones.

Buscas tu camiseta negra favorita y
esa falda vaquera desgastada que llevaste en aquel concierto de tu grupo favorito.
Te lo pones
junto a tus botas negras que dejas a medio abrochar.

Toca darle sentido a tu cara,
así que acaricias los labios con un pintalabios color Russian Red
y le añades personalidad a tus ojos con el eyerliner negro.
No te gusta ir demasiado maquillada,
tu naturalidad te lo impide.

Así que decides abrir la puerta y piensas:


Hoy la amaré como si no existiera mañana,
olvidaré que me tiembla la voz,
y que aun sigo sonrojándome por tonterías.
Tendré el valor de coger su mano y olvidarme de soltarla.
Que para mi ella es única
y no quiero reemplazarla por otra.
Que las miradas despreciables de los demás
ya no tienen el poder de hacerme daño.
Lo que ellos ven horrible, a mi me permite vivir día a día.




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